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ENSAYOS INDIVIDUALES OBLIGATORIOS QUINTO ARTÌSTICO

 MIÈRCOLES 16 DE OCTUBRE 16:15 HS SALÒN MULTIUSO
DIEGO
SANTIAGO
NATALIA
BELEN
BRUNO
CAMILA F.
MARTINA

MARTES 22 DE OCTUBRE 16:15 HS SALÒN DE ACTOS
DANIELA
CAMILA F.
PATRICIA
CAROLINA
GONZALO
SEBASTIAN
ALEJANDRO

 MIÈRCOLES 23 DE OCTUBRE 16:15 HS SALÒN MULTIUSO
LORENA
ANGELICA
JURGEN
JULIETA
JOSEFINA
BELEN
MARTINA

MARTES 29 DE OCTUBRE 16:15 HS SALÒN DE ACTOS
DIEGO
CAMILA F.
ALEJANDRO
ANGÈLICA
LORENA
CAROLINA
JURGEN
JOSEFINA
PATRICIA
GONZALO
SEBASTIAN

LLAMADO SODRE

El Auditorio Nacional del Sodre Dra. Adela Reta informa que se encuentra abierto el período de inscripciones para la audición defigurantes para la ópera Aída, próxima producción a estrenar en el mes de noviembre del presente año.
Esta producción contará con Henrique Passini, como regie y Stefan Lano en la dirección musical. La producción original procede de Belo Horizonte y es uno de los mayores desafíos en ópera dada la magnitud de este título (más de 250 personas en escena) que, en este caso, cerrará la temporada de ópera del Auditorio.
Período inscripción hasta el 4 de octubre a las 13h
Requisitos
  • tener entre 18 y 60 años 
  • hombres y mujeres 
  • personas afro descendientes (para puestos específicos)
Puestos a cubrir
  • 25 figurantes para diversos roles 
  • 20 figurantes afrodescendientes para roles específicos
Fecha de audición segunda semana de octubre (día y horario a definir)
Lugar Auditorio Nacional del SODRE
Condiciones
Los figurantes recibirán una remuneración por su participación en la ópera (ensayos y funciones) de USD 500 libres de impuestos.
Los ensayos están previstos a partir del 10 de octubre y habrá 6 funciones entre el 2 y el 10 de noviembre a las 20 hs.
Inscripción 
Los interesados deberán enviar su postulación indicando nombre, C.I, edad, contacto y una breve descripción de su experiencia (no más de 6 líneas) a:soledad.canetti@auditorio.uy
 
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MARTES 17 DE SETIEMBRE

Alumnos de quinto y sexto artístico, el día martes 17 de setiembre en el salón de actos a las 16 hs haremos la prueba parcial a aquellos que les fue mal en la anterior. Los demás también harán una prueba ese día y en ese horario. En esas horas recuperaremos las horas del día miércoles 18 de setiembre que yo no daré clase. Es decir cambié la clase del miércoles por estas horas a contraturno con uds. Aclaro que todos los alumnos tanto de quinto como de sexto tendrán que venir porque haremos un escrito teórico absolutamente todos. Los que les fue mal su escrito constará de dos partes: en primer lugar lo que fue para el primer parcial y en segundo lugar lo nuevo que pondre ( que esto es lo que harán los compañeros restantes, que les fue bien en la prueba parcial). Espero se haya entendido.
Igualmente sino se entendió vengan igual que el día martes 17 a las 16 hs les explico a todos.
Avisen a todos sus compañeros! Un saludo y nos vemos el martes a las 16 hs en el salón de actos.
SEAN PUNTUALES PORQUE ESO LES JUEGA EN CONTRA A LA HORA DE HACER UN ESCRITO PORQUE TIENEN POCO TIEMPO.
SALUDOS
Guillermo Vilarrubí

falta por enfermedad y Tareas

Alumnos debido a que estoy enfermo faltaré hoy miércoles 21 de agosto! avisen a sus compañeros!
Nos vemos luego de méxico.

Quinto debe ensayar en sus grupos las escenas de "Sueño de una noche de verano" para presentarlas con vestuario y escenografía el día 3 de setiembre. Deben juntarse bastante. La letra tal cual y de memoria. Esto lo voy a evaluar.

Sexto: debe ensayar el acto II así como también la escena que quedó trunca de Diego y Julio. El día 3 de setiembre deben mostrarlo con vestuario, escenografía y letra de memoria. Esto lo voy a evaluar.

Bueno, estudien. No se olviden lo que hablé con cada grupo e individualmente. El cambio está en Uds.
Saludos!

REPETICIÓN DEL PARCIAL

ALUMNOS DE QUINTO Y SEXTO LA REPETICIÓN DEL PARCIAL SERÁ PARA SETIEMBRE. LUEGO AVISARÉ FECHA.
AVISEN A SUS COMPAÑEROS! NOS VEMOS MAÑANA

Entrega del trabajo de Percepción

Alumnos de Quinto y Sexto artístico: la entrega obligatoria del trabajo de percepción de la actividad realizada en el OPEN DAY de la EMAD, será el míércoles 31 de julio.

FORMATO DE ENTREGA:
EN HOJA A4
LETRA TIMES NEW ROMAN 11
DOCUMENTO FIRMADO, CON NOMBRE Y APELLIDO Y DOCUMENTO DE IDENTIDAD.

Gracias!

AVISO SEXTO ARTÍSTICO

Alumnos de Sexto: publiqué la obra. Empiecen a estudiar letra con los personajes que les toca. El martes comenzamos con la escena I del Acto I. Y del acto II escenas (1 2 y 3). La obra completa va a estar en biblioteca esta semana.

EL MÉDICO A PALOS (VERSIÓN PARA REPRESENTAR)




             EL  MEDICO  A  PALOS


             Comedia en 3 actos de Moliére

             (Versión y traducción de Daniel Videla,
                     Socio AGADU 7344)



Personajes:

Sganarello (leñador, marido de Martina)
Martina  (su mujer)
El Señor Roberto (un vecino)
Valerio  (criado de Geronte)
Lucas  (criado de Geronte, marido de Jacoba)
Geronte  (rico burgués, padre de Lucinda)
Lucinda  (hija de Geronte, falsa muda)
Jacoba (esposa de Lucas y nodriza en casa de Geronte)
Leandro  (enamorado de Lucinda)
Tiberio  (campesino, padre de Pedrito)
Pedrito  (niño)



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ACTO I  -  Escena I

(Sganarello y Martina, peleando dentro)

Martina   -  (grita)  Ahhh..!
Sganarello  -  Basta!
Martina  -  Sinverguenza, desgraciado... Vuelve a casa!
Sganarello -  Basta, te digo! (se siente un cachetazo)
Martina  -   Ahhh!!! Me has pegado, cobarde!..
(APARECEN EN ESCENA PELEANDO)
Sganarello -  No, no, y no! Te digo que no me da la gana y que soy yo el que manda en esta casa!
Martina  - Y yo te digo que no te soporto más. Y que no me he casado contigo para aguantar tu libertinaje!
Sganarello – Oh, qué fastidio es tener una mujer! Con razón decía Aristóteles que una mujer es peor que un demonio!...
Martina  - Pero miren, miren al “sabihondo” con su estúpido Aristóteles...!
Sganarello  - Pues si, tu lo has dicho: sabio. A ver si encuentras otro leñador que sepa razonar como yo sobre las cosas, que haya servido durante seis años a un médico famoso, y que de niño supiera ya de memoria todo el abecedario: a-b-g-l-z-u...no, no era así...cómo era?
Martina – Oh, eres un necio de remate!
Sganarello –  Y tu una bruja maldita!
Martina – Malditos sean el día y la hora en que en la iglesia dije; “sí, acepto...”
Sganarello  - Maldito sea el juez cornudo que me hizo firmar mi ruina!
Martina -  Ah sí, desgraciado, puedes quejarte todavía!... Deberías dar gracias al Cielo por tenerme como esposa. Te merecías acaso la fortuna de tener una mujer como yo?
Sganarello – Oh, cierto que fue un gran honor para mi, y tuve motivos de felicitarme la noche de nuestra boda! Por favor, no me hagas hablar...porque si hablo tendría que decirte ciertas cositas...
Martina  - Y qué puedes decir de mí? Degenerado! Asqueroso!
Sganarello  - Basta! No hablemos más del asunto!  Tú sabes muy bien la suerte que tuviste de encontrarme...
Martina  -  Te atreves a llamar a eso suerte? Un hombre que me hará terminar en un asilo; un haragán, un sinverguenza que se come todo lo que tengo!
Sganarello – Eso no es verdad. Una parte me la bebo...ja-ja-ja...!
Martina  -  Que me vende todo lo que hay en casa!
Sganarello  - La casa es tan mía como tuya.
Martina  -  Que me ha dejado hasta sin cama!
Sganarello  - Tanto mejor. Así te levantarás más temprano!
Martina  -  Que me ha vendido hasta los muebles!
Sganarello  - Así nos mudaremos con más facilidad...
Martina  - Y que desde la mañana a la noche no hace más que beber y jugar, beber y jugar...!
Sganarello  -  Es para no aburrirme...(se rasca la cabeza)
Martina  - Y qué quieres que haga yo mientras tanto?
Sganarello  -  Puedes hacer lo que te plazca!
Martina  -  Tengo cuatro críos encima.
Sganarello  - Pues déjalos en el suelo...! (ríe)
Martina  -  Que a todas horas me piden pan.
Sganarello  - Dales garrotazos...! cuando yo he comido y bebido, quiero que en mi casa todo el mundo se sienta también saciado.
Martina  -  Y tú pretendes borracho, que todo siga siempre igual?
Sganarello  - Mujercita mía, ten cuidado con lo que dices, eh!
Martina  -  Que soporte eternamente tus insolencias y tus vicios?
Sganarello – No nos dejemos llevar por la cólera, tesorito...!
Martina  - Y que no encuentre yo el medio para hacerte cumplir con tu deber?
Sganarello -  Pichoncita mía, ya sabes que no tengo mucha paciencia, y que tengo la mano pesada...
Martina  -  Ja-ja-ja...me río de tus amenazas...
Sganarello  -  Mujercita de mi alma...te estás buscando una paliza.
Martina  -  Ja-ja-ja...pues ya ves el miedo que te tengo..
Sganarello  - Mi querida media naranja...estás buscando que te mueva el esqueleto!
Martina  - Estás fresco si crees que me asustan tus amenazas.
Sganarello  -  Dulce amor de mi vida, te voy a calentar las orejas...
Martina  -  Tú, borracho indigesto?
Sganarello  - Voy a molerte a palos...!
Martina  - Sí? Atrévete, atorrante...!
Sganarello  -  No te voy dejar un hueso sano...
Martina  -  Ja! Cobarde...!
Sganarello  -  Tú te lo has buscado! (le pega)
Martina  -  Canalla, traidor, delincuente, bribón, puerco, ladrón...!
Sganarello – Con que esas tenemos, eh? (corre y golpea a su mujer)
Martina – (gritando) Ay, ay, ay...socorro, socorro...!
Sganarello  - Es el mejor modo de calmarte...ja-ja-ja...!


ESCENA  II (dichos y el Señor Roberto)

Roberto  - (dejando una canasta con verduras en el piso) Eh, eh! Pero qué es esto? Habráse visto infamia! Maldito sinverguenza, pegarle así a su pobre mujer...!
Martina  - (se dirige hacia el señor Roberto, con las manos en jarras, le hace retroceder y, por último le da un bofetón) Pero quién le ha dado vela en este entierro? Yo quiero que me pegue...!
Roberto  --  Ah, bueno...si es así, estoy de acuerdo...
Martina  -  Se lo repito: por qué mete la nariz en lo que no le importa?
Roberto  - (confuso) Es cierto. Le pido perdón.
Martina  -  Es acaso asunto suyo?
Roberto  -  No, tiene razón. Me retracto.
Martina -  Pero miren a este impertinente! Pretender que los maridos no peguen a sus mujeres!
Roberto  -  Disculpe, usted...
Martina  -  Dígame, qué pito toca en este asunto?
Roberto  -  Ninguno.
Martina  -  Qué tiene, pues, que decir...?
Roberto  -  Nada, nada...
Martina  -  Ocúpese de sus asuntos.
Roberto  -  Está bien, está bien...
Martina  -  Me gusta que me pegue...
Roberto  -  No tengo nada que objetar.
Martina  -   Y cuidadito con meterse otra vez..!
Roberto  -  No, nunca más, se lo prometo...
Martina   -  Es usted un necio que se entromete donde nadie lo llama...! (lo hace recular y lo abofetea de nuevo)
Roberto  -  Compadre, le pido mil perdones. Siga nomás pegando a su mujer todo lo que quiera; yo lo ayudaré a hacerlo, si quiere.
Sganarello  - (golpeando con el cinto al señor Roberto y haciéndole huir) No necesito su ayuda...!
Roberto  -  Ah, eso es otra cosa!
Sganarello  -  Le pego cuando me da la gana, y no le pego cuando no me da la gana, me entiende?
Roberto  -   Perfectamente...
Sganarello  -  Es mi mujer, no la suya.
Roberto  -  Sí, claro, sin duda...!
Sganarello  -  Quién es usted para venir a darme lecciones?
Roberto  -   Nadie!
Sganarello   - No necesito de su ayuda.
Roberto  -  Se la he ofrecido con la mejor voluntad.
Sganarello  -  Y es usted un impertinente por meter la nariz en los asuntos ajenos. Sepa usted que Cicerón dijo: “Entre marido y mujer, nadie se debe entrometer”... (golpea de nuevo al señor Roberto y lo arroja de casa; ríen a carcajadas los dos, luego se vuelve a su mujer y la toma de la mano) Vamos, choca esos cinco!
Martina -  Sí, después de haberme pegado!...
Sganarello  - No ha sido nada. Vamos, dame esa mano!
Martina  -  No quiero.
Sganarello  -  Cómo?
Martina  -  Que no quiero.
Sganarello -  Oh, mujercita mía...!
Martina  -  Mujercita tuya, un cuerno!
Sganarello  -  No lo tomes así.
Martina  -  Lo tomo como me da la gana.
Sganarello  -  Vamos, no te enojes de nuevo.
Martina  -  Quiero estar enojada.
Sganarello  -  Por una tontería de nada?  Vamos, esposa querida, sé buenita...dame un besito...
Martina  -  Déjame en paz!
Sganarello  -  Que me des la mano, te digo!
Martina  -  Me has maltratado.
Sganarello  -  Bueno, te pido perdón. Vamos, choca esos cinco!
Martina  -  Está bien; estás perdonado...(aparte) Pero ya me las pagarás!
Sganarello  -   Eres una tonta en tomar las cosas tan a pecho. Son cosas necesarias para mantener la convivencia. Entre los que se quieren de verdad, unos cuantos palos no hacen más que avivar el amor...Bueno, ahora me voy al bosque y prometo traerte hoy más de cien haces de leña. (sale).

ESCENA  III

(Martina, sola)

Martina  -  Anda, ve con Dios. Que aunque ponga la cara que te ponga, no por ello es menor mi resentimiento y ardo en deseos de hacerte pagar caro los golpes que me das. Sé muy bien que una mujer tiene siempre un medio de vengarse de su marido, pero este castigo sería demasiado blando para el canalla de mi marido. Quiero una venganza que le duela mucho mas...!

ESCENA  IV
(Valerio y Lucas vienen a caballo. Martina sola en otro rincón)

Lucas  -  (a Valerio, sin ver a Martina)  Diablos! Vaya encarguito el que nos han  dado! No se lo que vamos a salir ganando!
Valerio  -   Y qué quieres que le hagamos, compadre? Tenemos que obedecer a nuestro patrón. Además, los dos nos interesamos por la salud de su hija, nuestra amita. Y, si consiguiéramos que por motivo de enfermedad tuviera que aplazarse su boda, esto nos valdría alguna recompensa. Horacio, que es muy generoso, la pretende, y tu sabes bien que aunque ella no oculte su amor por un tal Leandro, su padre jamás ha accedido a aceptarlo por yerno.
Martina  - (abismada en sus pensamientos y creyéndose sola)  Sí; tengo que vengarme a toda costa. No se me olvidan los golpes; no puedo digerirlos...(de pronto, reparando en la presencia de los dos criados) Ah, señores, discúlpenme! No los había visto. Es que estaba pensando en algo que me preocupa...
Valerio  -  Todos tenemos nuestras preocupaciones y también nosotros tratamos de encontrar algo.
Martina  -  Y acaso podría yo ayudarlos?
Valerio - Es posible. Estamos buscando a un hombre extraordinario, un médico  prodigioso y capaz de curar la dolencia que aqueja a la hija de nuestro amo, que se ha quedado muda de pronto. Varios doctores han agotado ya toda su ciencia sin conseguir nada. Pero a veces encuentra uno gentes que conocen secretos maravillosos, remedios capaces de obrar milagros. Y eso es lo que estamos buscando.
Martina  - (bajo, aparte) Ah, qué gran idea me inspira el Cielo para vengarme del canalla de mi marido! (en voz alta) No habrían ustedes podido hallar ningún lugar mejor que este para encontrar lo que buscan. Conocemos por suerte a un hombre que es un verdadero portento para devolver la salud a las personas desahuciadas.
Valerio -  Por favor, díganos entonces donde podríamos encontrarlo.
Martina  - Ah, es muy fácil. Lo encontrarán ahora en aquel bosquecillo que se ve desde aquí donde se entretiene cortando leña.
Lucas  -  Cómo? Un médico cortando leña...? (ríe estúpidamente)
Valerio - (lo codea) Usted quiere decir que busca plantas medicinales...
Martina  -  No; es un hombre extraordinario, pero de carácter raro y caprichoso y a quién nadie tomaría por lo que es. Viste de una manera extravagante y finge a veces ser un ignorante, para guardar para sí solo su ciencia, ya que nada detesta más que poner al servicio de la medicina los maravillosos dones que Dios le ha dado.
Valerio  -  Es admirable que todos los grandes hombres tengan sus caprichos, que mezclen siempre su ciencia con alguna manía.
Martina  -  La manía de este va más allá de todo lo imaginable, ya que muchas veces es necesario apalearle para decidirle a mostrar sus capacidades. Y les advierto que solo a fuerza de palos conseguirán que reconozca lo que les ocultará desde el primer momento. Esto es lo que nos vemos obligados a hacer en este pueblo cada vez que necesitamos un médico.
Valerio  -   Vaya una extraña locura!
Martina  -  Así es. Pero ya verán los milagros de que es capaz.
Valerio  -  Y como se llama?
Martina  -  Se llama Sganarello. Pero es muy fácil de reconocer. Es un hombre muy alto que lleva un gran sombrero y un traje amarillo y verde.
Lucas  -  Un traje amarillo y verde? Será acaso un médico de loros?
Valerio  -  (lo codea) Pero de verdad es tan entendido como asegura?
Martina  -  Que si lo es? Les digo que hace milagros. Escuchen esto: hace dos meses una mujer fue desahuciada por todos los grandes médicos. Se la daba por muerta desde hacía ya seis horas e iban a enterrarla, cuando alguien hizo venir por la fuerza al hombre de quien hablamos. Apenas vio a la muerta, le puso en la boca una gota de no se qué y al instante la mujer se levantó del ataúd y se puso a caminar por la habitación como si tal cosa.
Lucas  - Oh!..
Valerio  -  Debía ser una gota de oro potable.
Martina  -  Ah, puede ser... Pero por si fuera poco, hace tres semanas un chico de doce años se cayó desde lo alto de un campanario y se rompió la cabeza, los brazos y las piernas. Pues bien, tan pronto trajeron a este hombre, untó con un ungüento que sólo él sabe hacer el cuerpo del mocoso, y al instante éste se levantó y salió corriendo a jugar a las bolitas.
Lucas  -  Ooooh!...
Valerio  -  Caramba! Pero ese hombre debe poseer la Panacea universal!
Martina  -  Y quién lo duda?
Lucas  -  Por todos los diablos, es ése justamente el hombre que necesitamos. Ahora mismo vamos a buscarlo.
Valerio  -   Y mil gracias por el favor que nos ha hecho.
Martina  -  Pero no se olviden, sobre todo, la advertencia que les he dado (hace gesto de paliza)
Lucas  -  No se preocupe! Nosotros nos encargaremos. Si no se trata más que de dar garrotazos, tenemos ya el éxito en la mano.
Valerio  -  Verdaderamente compadre, hemos tenido una gran suerte viniendo aquí. Ahora si que podemos esperar lo mejor. (saludan ceremoniosamente a Martina, toman sus corceles y salen. Martina los mira irse y estalla en una carcajada de felicidad) 


                                APAGON








ESCENA  V

En un bosque. Se escucha a Sganarello que corta leña y canta. Aparecen Valerio y Lucas detrás de unos árboles)

Valerio  -  Escucho alguien que canta y corta leña. Seguramente es él.
Lucas  -  Sí!
Sganarello  -  (con una botella de vino en la mano, sin advertir la presencia de Valerio y Lucas) La,la, la, la  - la, la. Ah, la verdad es que me merezco un buen trago después de lo mucho que he trabajado hoy! (bebe abundantemente) Descansemos un poco. Ah, esta leña es más dura que todos los diablos. La sed que me ha dado cortarla (canta) Vamos, no hay que ponerse triste! (canta, más borracho)
Valerio  -  Es él!
Lucas  -  Ahí está. Tal cual nos lo habían pintado.
Valerio  -  Veámosle más de cerca.
Sganarello  - (besando su botella) Ah, picarona, cuánto te quiero y cómo me gusta tu taponcito!...(bebe. Al ver a Valerio y Lucas que le miran baja la voz) Pero qué diablos hacen esos tipos ahí? (deja en el suelo la botella y como Valerio se inclina para saludarle, cree que es para quitársela y la pone del otro lado. Lucas hace el mismo gesto, Sganarello toma la botella y se la coloca dentro del pantalón, gesticulando cómicamente).
Valerio  - Señor, por casualidad, se llama usted Sganarello?
Sganarello  - (volviéndose alternativamente hacia Valerio y Lucas) Sí y no, según lo que quieran de él.
Valerio  -   Deseamos presentarle todos nuestros respetos.
Sganarello  -  En ese caso, si. El es yo.
Valerio  -  Señor, es un honor para nosotros poder conocerlo. Nos han dirigido a usted para que solucione nuestro problema y estamos aquí para suplicarle que se digne a ayudarnos.
Sganarello  -  Si se trata, señores, de algo relacionado con mi pequeño negocio, estoy dispuesto a servirlos.
Valerio  -  Mil gracias por su amabilidad. Pero, cúbrase, señor. El sol podría hacerle daño...
Lucas  -  Sí, repárese el cránio, señor...
Sganarello  -  (aparte) Qué gentes tan educadas! (se cubre)

Valerio  -  Señor, no se extrañe que acudamos a usted. Las personas entendidas son muy requeridas y a nosotros nos consta su gran capacidad.
Sganarello  -  Con toda humildad, la verdad es que no hay nadie en el mundo que corte mejor que yo los haces de leña...
Valerio  -  Oh, señor...!
Sganarello  -  No escatimo el esfuerzo en mi trabajo, se los puedo asegurar...
Valerio  -  Sin duda, pero no se trata ahora de eso.
Sganarello  -  Por eso los vendo a diez centavos el ciento.
Valerio  -  Sí, seguramente. Pero dejemos eso ahora, por favor...
Sganarello  -  Les juro que no puedo venderlos por menos.
Valerio  -  Escuche, señor, sabemos la verdad.
Sganarello  -   Entonces sabrán también que es cierto lo que les digo.
Valerio  -  Quiere bromear, señor?
Sganarello  -  No, no estoy bromeando en absoluto. Y les aseguro que no puedo hacerles ninguna rebaja...
Valerio  -  Le ruego que hablemos de otra cosa...
Sganarello – Tal vez puedan encontrarlos más baratos en otra parte. Pero hay leña y leña...y la que yo vendo...
Valerio  - Insisto, señor. Hablemos de otra cosa.
Sganarello  -  Les juro que no la encontrarán igual en ninguna parte, ni aún pagando el doble...
Valerio  -  Basta ya!
Sganarello  -  No, no y no! Tendrán que pagarme lo que les pido. Soy un hombre honrado y no estoy hecho para regatear.
Valerio - Cómo se explica, señor, que un médico tan famoso como usted, trate de esconderse a los ojos del mundo y quiera mantener ocultos los grandes talentos que posee para la medicina?
Sganarello  - (aparte) Este está loco...!
Lucas  -  Por favor, caballero, no disimule más con nosotros.
Sganarello  -  Cómo?
Lucas  -   Termine con el disimulo, es inútil. Sabemos la verdad.
Sganarello  -  Qué quieren decir?  Por quién me toman?
Lucas  -  Por lo que usted es. Por un gran médico.
Sganarello  -  Médico será usted! Yo no lo soy, gracias a Dios, ni lo seré jamás...
Valerio – (en voz baja, aparte) Ya empieza con su manía. (en voz alta) No se obstine en negar la verdad y no lleguemos, señor, a extremos desagradables.
Sganarello  -  A qué cosa?
Lucas  -  A una cosa de la cual se arrepentirá.
Sganarello  -  Por todos los diablos! Por mi lleguen donde quieran. Ya les dije que no soy médico, y no entiendo lo que pretenden...
Valerio  -  (en voz baja) Bueno, veo que hay que recurrir al remedio...(agarra un garrote) Señor, le ruego una vez más que confiese lo que es.
Lucas  -  Sí, no se ponga pesado y confiese de una vez por todas que es médico.
Sganarello  -  (aparte) Ay! Estos me hacen calentar la sangre!
Valerio  - Para qué negar lo que todo el mundo sabe?
Lucas  - Sí, de qué pueden servir sus fingimientos?
Sganarello  - Señores, por última vez, tengo que repetirles que no soy médico.
Valerio  - No es médico?
Sganarello  -  No!
Lucas  -  No es médico?
Sganarello  - Les repito que no.
Valerio  -  Bien; puesto que así lo quiere tendrá lo que desea (ambos comienzan a apalear a Sganarello)
Sganarello  -  Ay, ay, ay, ay! Por favor, señores. Sí, soy todo lo que ustedes quieran ¡ay!
Valerio  - Por qué nos obliga entonces a recurrir a la violencia?
Lucas  -  Nos disgusta profundamente tener que apelar a estos medios.
Valerio  - Le aseguro que lo lamento de corazón.
Lucas  - Le juro que lo siento en el alma.
Sganarello  -  Pero que demonio es esto, señores? Quieren divertirse a costa mía, pretendiendo que soy médico, o es que están mal de la sesera?
Valerio  -  Cómo? Todavía no se rinde y sigue negando que es médico?
Sganarello  - Que el diablo me lleve si lo soy!
Lucas  -  No es cierto que es médico?
Sganarello  - No, o que reviente ahora mismo si miento. (Valerio y Lucas lo golpean de nuevo) Ay, ay, ay! Sí, señores; puesto que así lo desean, soy médico, soy médico! Y boticario también si quieren...Prefiero decir que si a todo con tal de que no me rompan los huesos, ay!
Valerio  - Ah, eso es otra cosa, señor! Me alegra de verdad verlo tan razonable.
Lucas  -  Me colman de alegría sus sensatas palabras.
Valerio  -  Y le pido humildemente perdón...
Lucas  -  Sí, le pedimos disculpa, señor, por la libertad que nos hemos tomado.
Sganarello  -  (aparte) Caramba! No seré yo quien se equivoca y me habré vuelto médico sin darme cuenta?
Valerio  -  Le aseguro, señor, que no se arrepentirá de habernos revelado la verdad. Ya verá que va a quedar satisfecho.
Sganarello - Pero, díganme...no se equivocarán ustedes, señores? Están seguros que yo soy médico?
Lucas  -  Sí, lo es, se lo juro.
Sganarello  -  Hablan en serio?
Valerio  -  Y muy en serio!
Sganarello  - Pues que el diablo me lleve si lo sabía!
Valerio  -  Cómo? Sabe muy bien que es el mejor médico del mundo.
Sganarello  -  Ah!
Lucas - Un médico que ha curado las más terribles enfermedades!
Sganarello  -  Caspita!
Valerio  -  Sí, sabemos que hacía ya seis horas que se tenía por muerta a una mujer y que iban a enterrarla, cuando con una gota de no sé que, usted la devolvió a la vida y la muerta se puso a pasear por su cuarto como si nada le hubiera ocurrido.
Sganarello  - Caramba!
Lucas  -  Y aquél mocoso de doce años que se cayó desde lo alto de un campanario? Se rompió la cabeza, los brazos y las piernas; pero usted, con un ungüento de no sé que, consiguió que se levantase en seguida como si tal cosa y se fuese corriendo a jugar a las bolitas.
Sganarello  -  Diablos!
Valerio  -  En fin, señor, quedará contento de nosotros. Y podrá ganar lo que quiera si accede a acompañarnos a donde deseamos llevarlo.
Sganarello  -  (iluminado)  Ganaré lo que quiera???
Lucas  -  Sí!
Sganarello  -  (estallando de alegría) Ah, entonces soy médico, sí, soy médico, sin duda. Lo había olvidado, pero ahora me acuerdo.
De qué se trata? Adonde hay que ir?
Valerio  - Nosotros mismos lo llevaremos. Se trata de una doncella que ha perdido al habla.
Sganarello  -  Pues les juro que yo no la he encontrado.
Valerio  -  (en voz baja, a Lucas) Le gusta bromear. (en voz alta) Vamos, señor; no perdamos más tiempo.
Sganarello  -  Pero así, sin un traje de médico?
Valerio  -   Ya encontraremos uno.
Sganarello  - (dando su botella a Valerio) Pruebe esto, es mi mejor remedio.  (a Lucas) Y usted, (escupe) pise esto, se lo ordeno como médico!
Lucas  -  Ji, ji, ji! Por todos los diablos! He aquí un médico que me gusta. Estoy seguro que tendrá éxito porque es un bufón...! (salen los tres).


              

                            FIN  DEL  PRIMER  ACTO























SEGUNDO ACTO

La escena representa un salón en casa de Geronte.

(Geronte, Valerio, Lucas y Jacoba)

VALERIO  - Sí, señor;  estamos seguros que quedará satisfecho, ya que le hemos traído al mejor médico del mundo.
LUCAS  -  Así es señor. Todos sus colegas no le llegan a la suela del zapato.
VALERIO   -  Es un médico que ha hecho curaciones milagrosas.
LUCAS  -  Que ha sanado a personas que ya estaban muertas.
VALERIO  -  Cierto que es un tanto extravagante, como ya le he dicho, y a veces desvaría y nadie creería entonces lo que es.
LUCAS  -  Además le gusta mucho bromear y puede decirse, con su perdón, que tiene cosas de loco.
VALERIO  -  Pero, en verdad, es un pozo de ciencia y dice también cosas muy profundas.
LUCAS  -  Cuando le vienen los trances, se transforma y habla todo fino como si leyera en un libro.
VALERIO  -  Su fama ha llegado ya hasta aquí y todo el mundo acude a él.
GERONTE  -  No veo la hora de conocerle. Vamos, tráiganmelo aquí en seguida.
VALERIO  - Ahora mismo voy a buscarle (salen rápido, pero se chocan entre ellos).
JACOBA  -  Señor, estoy segura de que éste no hará más que lo que han conseguido los demás. Pienso que será siempre la misma música. Y la mejor medicina que se podría administrar a su hija sería, a mi entender, darle por marido un guapo mozo, un hombre a quien ella pueda amar.
GERONTE  - Caramba, nodriza! Siempre tiene que meterse en todo!
LUCAS  -  (volviendo) Cállate, Jacoba; nadie te ha dado vela en este entierro.
JACOBA  -  Digo y repito que todo lo que consigan tantos medicuchos es agua de borrajas. Su hija no necesita jarabes ni purgantes sino otra cosa, y un marido es el mejor remedio para curar los males de una moza.
GERONTE  -  Es que se halla ahora, con la enfermedad que tiene, en situación de que alguien quiera cargar con ella? Y cuando quise casarla, no se opuso acaso a mi voluntad?
JACOBA  -  Ciertamente; pero es que usted quería casarla con un hombre a quien no ama. Por qué no quiso darle por esposo a ese joven Leandro, que ha sabido adueñarse de su corazón? Habría visto entonces qué hija tan obediente tiene. Le apuesto a que el señor Leandro la aceptaría gustosamente por esposa, tal como se encuentra, si accediera a dársela
GERONTE  - Ese Leandro no le conviene. No tiene tanto dinero como el otro. Atchís!
JACOBA  -  Pero sí tiene un tío muy rico, del que es heredero.
GERONTE  -  Los bienes futuros e hipotéticos no son más que castillos en el aire. Más vale pájaro en mano que cien volando. Y se corre el riesgo de quedar defraudado cuando se cuenta con la fortuna ajena. La muerte no siempre presta oídos a las súplicas de los señores herederos, y ése puede pasar todavía mucho tiempo muriéndose de hambre, a la espera de que su pariente se vaya al otro mundo...Atchís!
JACOBA  -  En fin, yo siempre oí decir que en el matrimonio es mejor pan con amor que faisán con desamor. Los padres y las madres tienen la maldita costumbre de preguntar siempre: “Cuánto tiene él?” o “Cuánto tiene ella?” Así lo ha hecho mi compadre Pedro, que ha casado a su hija Simona con el gordinflón de Tomás, porque éste  tenía unas cuadras más de viña que el joven Roberto, a quien ella quería. Y hay que ver ahora a la pobre criatura, que se ha quedado amarilla como un membrillo y que no ha vuelto a mejorar desde entonces... Es un buen ejemplo para usted, señor. En este mundo, lo más importante es ser feliz, y yo preferiría mil veces dar a mi hija un marido que fuese de su agrado, que darle todas las riquezas del mundo!
GERONTE  - Caramba, señora nodriza, cuanta charlatanería. Cállese ya, por favor. Con tantas preocupaciones va a agriarse su leche.
LUCAS  -  (golpeando, a cada palabra que pronuncia, el hombro de Geronte) Cállate de una vez, impertinente! El señor no necesita tus discursos; sabe muy bien lo que tiene que hacer. Ocúpate de dar la teta al pequeño y termina ya de hacerte la sabihonda. El padre de su hija es él, el señor, y sabe muy bien lo que a su hija le conviene.
GERONTE  - (protestando por los golpes) Oh, despacio, eh! Despacio!
LUCAS  -  (golpeando de nuevo en el hombro de Geronte) Señor, quiero mortificarla para enseñarle así el respeto que le debe.
GERONTE  -  Está bien, pero esos golpes no son necesarios, oh!


ESCENA III


Entran Valerio y Sganarello, que va vestido de médico, con sombrero en punta, capa, bastón y un gran bolso viejo en mano.

VALERIO  -  Señor, prepárese. He aquí al señor médico! (anuncia tocando la corneta)
GERONTE  -  Señor, estoy encantado de recibirlo, tenemos una gran necesidad de usted.
SGANARELLO - Hipócrates dice...que nos pongamos el sombrero los dos.
GERONTE  -  Hipócrates dice eso?
SGANARELLO  -  Ciertamente.
GERONTE  -  Pero, en qué capítulo, por favor?
SGANARELLO  -  En su capítulo... sobre los sombreros.
GERONTE  -  Pues si Hipócrates lo ordena, hay que hacerlo. (se cubre)
SGANARELLO  -  Señor doctor: enterado de las maravillas que usted...
GERONTE  -  Perdón. A quién le habla?
SGANARELLO  -  A usted.
GERONTE  -  Pero...yo no soy médico.
SGANARELLO  - No es usted médico?
GERONTE  -  No.
SGANARELLO  -  En serio?
GERONTE  -  No, de veras. (Sganarello toma su bastón y le golpea) Ay, ay, ay!
SGANARELLO  -  Pues ahora es médico. Este es el modo en que yo me he graduado.
GERONTE  -  Pero qué clase de loco me han traído?
VALERIO  -  Ya le dije que era un médico burlón.
GERONTE  - Sí?  Pues yo lo voy a mandar al cuerno con sus burlas.
LUCAS  -  No le de importancia, señor. Es sólo una broma.
GERONTE  -  Pero a mi no me gustan esta clase de bromas.
SGANARELLO  - (a Geronte) Señor, le pido perdón por la libertad que me he tomado.
GERONTE  -  Señor, soy su humilde servidor.
SGANARELLO  -  Lamento en el alma...
GERONTE  -  No tiene importancia...
SGANARELLO  -  Los palos...
GERONTE  - No se preocupe...
SGANARELLO  -  ...que he tenido el honor de darle.
GERONTE  -  No hablemos más de ello, señor. Escuche: tengo una hija víctima de una extraña enfermedad.
SGANARELLO  -  Encantado de poder servir a su hija, señor. Y me gustaría que también usted y toda su familia me necesitaran también, para poder demostrarle los deseos que tengo de servirlos...
GERONTE  - No sé realmente cómo agradecérselo...
SGANARELLO - Le aseguro que hablo con el corazón en la mano.
GERONTE  -  Me hace un gran honor, señor.
SGANARELLO  -  Cómo se llama su hija?
GERONTE  -  Lucinda.
SGANARELLO - Lucinda? Mmmm...qué lindo nombre para curar...Lucinda!
GERONTE  -  Si me permite, voy a ver cómo se encuentra.
SGANARELLO  - (bajo, señalando a Jacoba)  Quién es esa mujer tan rellenita?
GERONTE  -  (sonriendo)  Es la nodriza de mi hijito.
SGANARELLO  -  (aparte)  Caramba! Lindo mueble! (en voz alta) Ah, hermosota nodriza, toda mi medicina es la humilde esclava de su belleza amamantadora (le agarra un seno) y quisiera ser yo el afortunado bebé que mama la leche de tan hermosas gracias. Todos mis remedios, toda mi ciencia, toda mi sabiduría están a su total disposición, y...
LUCAS  -  Le ruego, señor, que deje tranquila a mi mujer!
SGANARELLO  -  Cómo? Es su mujer?
LUCAS  -  Sí.
SGANARELLO  -  Ah! No lo sabía. Pero me alegro de ello por el gran afecto que me inspiran ambos. (hace ademán de abrazar a Lucas pero se gira y abraza a la nodriza)
LUCAS  -  (tirando del brazo a Sganarello, e interponiéndose entre éste y la nodriza) Eh, despacio, por favor, señor médico!...
SGANARELLO  -  Le aseguro que me hace feliz verlos tan unidos. La felicito por tener un marido como usted, y a usted lo felicito por tener una mujer tan guapa, tan apetecible y tan bien formada... (finge de nuevo abrazar a Lucas, que le tiende los brazos y abraza otra vez a Jacoba)...como ésta!
LUCAS  -  (tirando de Sganarello) Eh! Basta ya de cumplidos!
SGANARELLO - No quiere que me congratule por la buena pareja que hacen?
LUCAS  -  Conmigo puede usted congratularse todo lo que quiera, pero con mi mujer menos confianza, eh!
SGANARELLO  -  Comparto por igual su felicidad y la de ella, y puesto que lo abrazo para testimoniárselo, justo es que se lo testimonie también a ella...(repite el juego anterior)
LUCAS  -  (tirando una vez más de Sganarello) Por todos los diablos, señor médico, termine ya con esa historia!

ESCENA  IV

(Entra Geronte)

GERONTE  -  (a Sganarello) Doctor, va a ver en seguida a mi hija.
SGANARELLO  -  La espero, señor, con toda mi medicina.
GERONTE  -  Y dónde la tiene?
SGANARELLO  -  (tocándose la frente)  Aquí dentro.
GERONTE  -  Ah, muy bien!
SGANARELLO  - Pero como me intereso por toda su familia, debo probar la leche de su nodriza y comprobar el estado de sus senos.                     
LUCAS  - (tirando de Sganarello y haciéndole dar una voltereta)  Qué dijo?  No lo consentiré por nada del mundo!
SGANARELLO  -  Es obligación del médico examinar las tetas de las nodrizas...
LUCAS  -  No hay obligación que valga.
SGANARELLO  -  Cómo? Te atreves a oponerte a un médico? Fuera de aquí, ignorante!
LUCAS  -  Me río de sus órdenes!
SGANARELLO  -  (al oído de Lucas) Haré que te enfermes de cagalera...!
JACOBA - (tomando a Lucas por un brazo y haciéndole dar también una voltereta)  Pero, quítate de en medio! Soy bastante grandecita para defenderme yo misma si intentara propasarse conmigo...
LUCAS  -  No me gusta que te toque.
SGANARELLO  -  Pero miren al indecente! Tener celos de su mujer...!
GERONTE  -  Ahí llega mi hijita...

ESCENA  V

(entra Lucinda)

SGANARELLO  -  Es esta la enferma?
GERONTE  -  Sí; es mi única hija, y si la perdiera sería para mí la mayor desgracia del mundo.
SGANARELLO  -  Que se cuide muy bien de hacerlo. No faltaría más, que muriese sin prescripción del médico!
GERONTE  -  Vamos, traigan una silla! (Valerio y Lucas corren a hacerlo, pero se chocan y caen al piso)
SGANARELLO  -  He aquí una paciente que no está nada mal y creo que un hombre sano la encontraría muy de su gusto.
GERONTE  -  La ha hecho reír, señor.
SGANARELLO  -  Tanto mejor. Cuando el médico hace reír al enfermo es el mejor síntoma. (a Lucinda) Y bien, de qué se trata?  Qué tiene? Qué dolor siente?
LUCINDA  -  (llevando la mano a la cabeza, a la boca y al cuello)  Han, hi, hon, han...!
SGANARELLO  -  Cómo?
LUCINDA  -  (repitiendo sus gestos)  Han, hi, hon, han...!
SGANARELLO  -  (remedándola)  Han, hi, hon, han...! No entiendo una palabra. Qué jerigonza es ésta?